Esta es la historia de Joao, Nació al pie de la cuesta, Allí fue abandonado. De grande fue un vago de pelo largo, Andrajoso y barbado.
Todos decían que era el loco del barrio, Rezaba en voz alta, insultaba autos… Hablaba con los niños y los ancianos, “Los demás” decía: “No son mis hermanos”
Hallé, hallo, hallo, yo hallé Hallé, hallo, hallo, yo hallé Estaba Joao un día sentado Frente a la iglesia del padre Fabio, Cuando pasaron en un auto robado, Dos hombres como alma que lleva el diablo.
Nomás en la esquina al cruzar, chocaron Y golpearon a un niño de esos descalzos, Corrió aquel mendigo, revivió al muchacho Y a los ladrones los sacó del carro.
Hallé, hallo, hallo, yo hallé Hallé, hallo, hallo, yo hallé Empezó a formarse una turba, Alguien reconoció el auto, Y no distinguieron ladrón de mendigo, Ni cual era bueno y cual era malo.
Comenzaron por tirarles piedras Y llamarlos ¡Ladrones! ¡Malvados! Y cuando llegaron los padres del niño, Alguien gritó, ¡Hay que lincharlos!
Salieron huyendo cuesta arriba los ladrones y Joao La turba los seguía con piedras y palos Y a la cabeza iba el padre Fabio
Hallé, hallo, hallo, yo hallé Hallé, hallo, hallo, yo hallé Al llegar a la cima los tres desgraciados, Cayeron al suelo extenuados, Joao les dijo: ¡Extiendan sus brazos! Hoy recibiremos de Dios el abrazo.
En aquel momento se hizo el milagro Cayó de rodillas, llorando el padre Fabio Y es que todo aquello ya había pasado Un inocente y dos ladrones ajusticiados.
Ya en la cima todos recapacitaron Al descubrir las nubes frente al acantilado La imagen de aquel que fue sacrificado Con dos ladrones a su lado… El Cristo inmenso de Corcovado
Hallé, hallo, hallo, yo hallé Hallé, hallo, hallo, yo hallé.