La década de 1970 cerró con una convulsa sociedad guatemalteca golpeada por la guerra interna, la poca estabilidad política y económica, y un terremoto que no terminaba de producir desasosiego. En medio de esta turbulencia social, un grupo de jóvenes recién graduados de nivel medio se disponía a conformar un grupo musical que a la postre rompería paradigmas en este rubro artístico.
En junio de 1979, en el Café Teatro de la ciudad de Guatemala se dio la primera presentación de Alux Nahual, un grupo de rock en español con identidad propia e influenciado por otras agrupaciones exitosas de habla inglesa. Sus presentaciones en este y otros recintos registraron llenos completos y rápidamente fueron conocidos por sus propias composiciones musicales.
Pero hacer conciertos ya no era suficiente. A través de voluntad y perseverancia, hicieron contactos en Discos de Centroamérica, empresa que se dedicaba a la grabación y distribución de material musical en el istmo centroamericano. En los estudios de grabación se producía casi exclusivamente material marimbístico y discos de baladas. En la disquera no había la experiencia ni la creatividad para producir algo novedoso que rompiera esquemas, algo que sí tenía la banda. El proceso de grabación del disco fue extenso ya que por la inexperiencia, los músicos dialogaban sobre los arreglos musicales en el estudio y no en los ensayos, lo cual provocaba regaños por parte del ingeniero de sonido Guillermo Castillo quien al parecer no tenía a la paciencia como una de sus virtudes.
El material fue publicado en 1981 y como integrantes de Alux Nahual estaban los hermanos Alvaro y Plubio Aguilar, sus primos Ranferi y Orlando Aguilar (hermanos), Paulo Alvarado, Pablo Mayorga y Jack Schuster. Posiblemente el título oficial del disco es Alux Nahual, pero hay quienes lo reconocen como Hombres de Maíz y otros simplemente “el disco negro de Alux Nahual”.
El disco cuenta con 7 piezas.
Abre con un tema instrumental. Para su composición se basaron en temas tradicionales irlandeses y españoles que condensaron para dar la bienvenida al disco. En toda la discografía, es la única composición musical que no es original de ninguno de los integrantes de Alux Nahual. Continúa “A ti”, una balada que rápidamente gustó a los fanes del grupo y durante varios años fue infaltable en los conciertos. Este tema presenta una letra que demuestra mucho afecto. Destacan los coros grabados a varias voces, una de las características del grupo y una de las cualidades más reconocidas en todas sus producciones.
El tercer tema es “Un poco de paz”, con un estilo balada rock y una letra un tanto surrealista. En esta pieza se muestra un estilo armónico muy bien creado, con el característico sonido de Alux Nahual.
El lado A del disco cierra con el tema “Un minuto de ilusión”, otra pieza que remarca el sonido del grupo, con composiciones armónicas y variación en los ritmos. Alux Nahual se caracterizó en sus inicios por romper esquemas en la extensión de los temas. Así, había varios que superaban los 5 minutos para dar cabida a grandes arreglos musicales, pero que radialmente no era rentable por ser demasiado extenso.
Esto le restaba tiempo a las radiodifusoras para sus anuncios comerciales.
Al dar la vuelta al disco se escucha la canción más emblemática del grupo, la que nunca puede faltar en los conciertos. La fábula del Grillo y el Mar es una composición que Álvaro Aguilar escribió para el gran público, una manera de llamar su atención sin necesidad de “regañarlo”. La letra está cargada de emotividad y ofrece un profundo mensaje para motivar el apoyo a los artistas.
Con un sonido autóctono y tan solo 13 palabras, la penúltima pieza del disco es Posada. De alguna forma, los artistas le piden al gran público y a los recintos culturales, que les den “posada” a su talento, sus propuestas, su ideología y su música.
Este disco cierra con el tema “Hombres de Maíz”. El título es un homenaje a la obra cumbre de Miguel Ángel Asturias, así como a los pueblos indígenas del altiplano nacional. Presenta un sonido considerado como rock sinfónico, con arreglos bien logrados en violín, violoncelo y guitarras, instrumentos que se acompañan y complementan. La canción fue escrita por Álvaro Aguilar, inspirada en los campesinos indígenas que labran la tierra del altiplano y que él admira cuando viaja al occidente del país, precisamente cuando el camino baja por Totonicapán y Quetzaltenango.
Cuentan los integrantes del grupo que cuando tuvieron por primera vez el disco, lo pusieron en el reproductor y se quedaron hipnotizados viendo cómo daba vueltas. Según mencionaron en una ocasión, no podían creer que el fruto de su talento y esfuerzo fuera una realidad.
En sus inicios el grupo se caracterizó por contar con dos bateristas: Orlando Aguilar y Pablo Mayorga.
En la contracara del empaque se acredita erróneamente su participación en los temas grabados, algo que nunca se corrigió, ni siquiera en los siguientes tirajes. La mayoría de temas de esta primera producción discográfica fueron escritos por Álvaro Aguilar y Ranferí Aguilar. En 37 años, seguramente son las únicas dos personas que han estado en todos los conciertos de Alux Nahual.
Alux Nahual
1981